lunes, 12 de marzo de 2012

Convicciones y casualidad ................................. Vakeria y zapatismo


por Jesús García


Convicciones y casualidad

El CSO La Astilla acogió hace algunos días la conmemoración del 20 aniversario de la okupación de la Vakería, primera kasa okupada en L’Hospitalet de Llobregat con vocación de centro social. La Vakería nació en febrero de 1992, agrupando diversas entidades asociativas y de lucha en una ciudad de marcado acento de barrio y expresión popular.
En un contexto marcado por el rodillo de un PSOE imantado al poder desde hacía una década, y con avisos ya serios de corrupción institucional; así como una Catalunya artificial, en pose constante por y para las Olimpiadas de verano 1992, la Vakería, junto a otros centros sociales de un ya más que incipiente movimiento okupa, marcó muchas referencias en su momento como una forma, ya sin vuelta atrás, de entender las expresiones artísticas en paralelo a las luchas sociales.
Aquella experiencia de corte libertario y asambleario, escuela en ciernes donde toda persona era auto-maestra y auto-alumna, marcó un punto de inflexión en la autonomía de los movimientos sociales en una década de los 90 especialmente activa en lo que respecta a otras muchas luchas ligadas a causas tan diversas como la insumisión al servicio militar, la demanda del 0,7 del PIB para los países del Tercer Mundo, o la irrupción en clave internacional del zapatismo en Chiapas (México).

La Vakería en aquel horizonte zapatista

Precisamente en aquella clave cabe destacar la presencia en la Vakería en julio de 1997 de la compañera Dalia y el compañero Felipe, bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que acudieron como emisarios del EZLN al 2º Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo. En esos días se reunieron en Catalunya alrededor de 600 representantes de 48 países, en lo que metafóricamente se vino a bautizar como “Encuentro Intergaláctico”. La jornada internacional culminó en la más recordada manifestación de Hospitalet, con unas de 3.000 personas presentes por las calles de esta localidad. Aquella histórica marcha consiguió finalmente impedir el primero de los desalojos programado por las autoridades.
Dalia y Felipe, paliacate en ristre dibujando su rostro, compartieron rueda de prensa con los representantes de la Vakería; cada quien con sus reivindicaciones en sendas luchas hermanas y hermanadas. Bien recordamos los habitantes de la Vakería como la multitud de cámaras agolpadas en la kasa okupada de inmediato apagaron sus focos en cuanto Dalia y Felipe acabaron sus palabras, y nosotr@s apenas empezamos a dar las nuestras. Ciertas normas de cortesía no casan con la voracidad de los medios oficiales, así que tampoco nos sorprendió en demasía el feo gesto.
Algunas horas antes, tras una mañana en el que un abarrotado polideportivo del barrio de Sants acogió a Dalia y Felipe al grito de “No están solos”, ambos decidieron acudir a aquella Vakería amenazada de desalojo a manifestar algo tan sencillo como necesario: “Nadie puede disponer así como así de nuestra vida y nuestra dignidad”. En la que ya era su tercera rueda de prensa desde su llegada a Barcelona, la delegación zapatista se mostró muy desenvuelta ralatando sus condiciones de cerco militar y limitaciones humanas y materiales. “Los partidos no nos representan – afirmaba el compañero Felipe-, pues ni tan siquiera les conocemos”. Paradójicamente, dos décadas después, un enunciado muy similar se convirtió en una de las principales lemas del 15 M que estalló en España en la primavera de 2011. Convicciones y casualidades.
Como espacio físico, la Vakería fue demolida mientras muchos de sus habitantes y simpatizantes prestaban declaración en comisaría. Como espacio mental colectivo, no obstante, la Vakería nunca fue ni será demolida. Aquel pasado conserva una facultad vitalicia de convertirse en presente.



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